martes, 3 de mayo de 2011

YOGA Y LA LEY DE LA ATRACCION

Fisica Cuantica y Yoga. ¿Y Tu Que Sabes?

Por otro lado, la respuesta a la película nos dice que tenemos sed de ver nuestra “realidad” con nuevos ojos y que estamos listos para participar en ella, en lugar de seguir siendo esclavos de la programación de los medios de la comunicación y de las diversas instituciones. Creo que ya nadie quiere vivir con tanto miedo.
Con frecuencia, al escuchar conceptos como “Teoría de la Relatividad ,” “Nuevos Paradigmas” “El comportamiento del átomo que puede expresarse como partícula y como energía alternativamente”, etc., hemos tendido a pensar que todas estos raros conceptos, no nos incumben en nuestro quehacer cotidiano.
Lo más relevante de esta película es su intento de traernos toda esta nueva nomenclatura científica para decirnos que no somos ajenos a ella, sino que vivimos en un universo al que hemos concebido con muchas limitaciones, y que es hora de cambiar esas creencias y participar conscientes de nuestra influencia sobre la realidad. Nos hace ver que ya somos coparticipes de la realidad, somos co-creadores de ella para bien y para mal, ya que nuestros pensamientos afectan a lo que solíamos llamar “realidad externa”. Por lo tanto, si estamos influyendo en ella de cualquier manera, sería mucho mejor volvernos conscientes, hacer nuestro trabajo personal, descubrir nuestro mejor potencial, y así contribuir a mejorar lo que está sucediendo en el mundo.
Si realmente podemos conectarnos con estas ideas, nos daremos cuenta que la propuesta del yoga en su expresión profunda es la necesidad de cambiar nuestra percepción, nos dice que somos un vehículo perfectible. El yoga nos habla de Purusha y Prakriti; el primero se refiere a la expresión inmaterial, es equivalente al observador del que nos habla este film, Prakriti es la realidad material; podemos ver en esta relación de conceptos la alternancia entre “partícula y energía”.
El yoga nos habla de la necesidad del ser humano de transformarse para acceder a su mayor potencial. Esta transmutación es necesaria para no permanecer atrapados en nuestros hábitos (samskaras). De no ser así, sólo percibimos las huellas del pasado o las ambiciones futuras, y actuamos constantemente en base a sus adicciones de percepción.
La transmutación que propone el yoga, requiere de nuestro trabajo en ocho ramas expresadas por Patanjali: Nuestras actitudes hacia los demás (yamas), nuestras actitudes hacia nosotros mismos (niyamas), nuestro trabajo con nuestra energía física o nuestro nivel bioquímico, expresado en nuestro cuerpo, que es precisamente de lo que habla Candance Pert en la película y en su interesante libro “Moléculas de la Emoción”.
Este cambio se logra ni más ni menos que por medio de nuestras tan conocidas posturas de yoga (asanas), y desde luego, por medio de las prácticas respiratorias (pranayama).
En un nivel mas complejo de ese autoconocimiento (Svadyaya), la meditación, constituída por (Dharana, Dhyana y Samadhi), es el trabajo que realizamos en la Corteza Prefrontal para erradicar toda la basura que deja el excedente de estímulos que entra a nosotros por medio de los sentidos, y que requiere de la organización y selección hecha en dicha corteza, considerada como nuestro centro ejecutivo.
Cuando nuestro cerebro no tiene tiempo u oportunidad de pasar por estos procesos de depuración, empezamos a quedar atrapados en el estrés, la tensión, la confusión y la absoluta falta de claridad en nuestros actos. Es más, nuestro sistema nervioso empieza a vivir en condición permanente de emergencia. Esta depuración se logra a través de prácticas contemplativas.
Esta falta de claridad en yoga se conoce como “avidya”, término que se traduce como “el velo de ignorancia que nos impide distinguir entre lo trascendente y lo intrascendente”, este velo de ignorancia es el que nos conduce a quedar atrapados en las exigencias inmediatas de nuestros sentidos.
El yoga practicado en todos su aspectos, ya mencionados, es una práctica mediatizadota que contribuye a limpiar nuestro sistema humano de los efectos excedentes de los estímulos, que nos ayuda a colocarnos en “El Observador” o “Conciencia Testigo” para lograr distanciarnos lo suficiente, de forma que tengamos maestría sobre nuestras respuestas ante la realidad, en lugar de ser víctimas de nuestros patrones reactivos adictivos.
Es una maravilla ver, que de las múltiples e interesantes lecturas que puede tener esta película, ya que esta definitivamente no es la única, el camino del yoga está profundamente relacionado con las propuestas y descubrimientos de la física contemporánea.